Yo veo, como la reproducción de una felicidad perdida, impresa en una plancha de colodión húmedo, (ese procedimiento primitivo que no pudo arrebatar ni la mejor máquina fotográfica moderna), esa calle en la que deben prohibir el paso a los negadores del poder mágico de la elegía y el conjuro.
Surgiría Lima intacta, la garúa empaparía las cúpulas redivivas y hasta las moles abruptas esconderían la impertinencia de su fealdad...¡Calle de Afligidos! ¡Calle de alegría sin cuenta, en la que tenían lugar las fiestas vesperales de los Agüero! ¡Hermanos la Rosa, tenderos en la ruta azul de los zaguanes prodigiosos que venden instrumentos para alumbrar la mampara inmortal de los limeños! Como vasos intercomunicantes, han estallado allí fiestas con radiolas de treinta discos de alquiler, resonando los hondos barítonos del trópico y las pizpiretas de beldad de lumbre y vestido de gasa que decían "qué pena", reclinadas en nuestros uniformes a la hora de partir para el cuartel...Veo mi gorra blanca, y otras gorras como palomas acuñando un adiós en la esquina frente al palacio de Oquendo, terrible y menesteroso como una basílica musulmana; esperábamos un viejo ómnibus para el callao, de vuelta de una fiesta hechizada y la calle combada espejeaba el cielo mercurial que no deja huir el pensamiento.
¡Calle Afligidos , qué aflicción nobilísima cautela en tus guardacantones plomizos! Calle heroica y perenne, de pasos perdidos con ecos metafísicos de valses misteriosos en la garganta de cisne de Jesús Vásquez (*). Apartaos nubes cenceñas por segundos; dad paso al falso cielo de la lejanía...¡Que vuelva a circular ese ómnibus viejo estremecido de cristales! Qué resurja la tienda de "Guimet" para vitrolas de un museo tétrico que emparentaban Lima con Budapest! ¡Calle Afligidos, calle Afligidos! ¡Si veis un joven cadete de pantalón añil y negro capote con cierto horror por lo desconocido, por temor a despertar en el mundo de los viejos genios subterráneos de Lima, ese soy yo! Y, a mi lado, otro cadete esmirriado, que se restrega los guantes por abandonar la fiesta de su casa, murmurando "¡ay de mí, tener que partir de esa fiesta, hoy que amé a esa chica de párpados pintados en Khol, tener que abandonar mi propia casa cuando arde el deseo!" "¡Ese es Agüero!"
(*) connotada cantante del vals criollo en el Perú.
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